
Y así, gracias a una noche mágica en un castillo veneciano, Bea se reencuentra con su noble italiano y decide conquistarlo. Ayudada por la oscuridad de la noche se introducirá en su habitación y se entregará a él… Sin llegar siquiera a imaginar que el destino ha movido ficha y la ha acercado a otros brazos, unos que ella odia terriblemente.
Bea descubrirá que los cuentos no siempre son dulces y que a veces las perdices se comen con quien menos te lo esperas.
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