domingo, 15 de abril de 2018

Goleada – Susana Torres

Los ojos como platos.

Esa fue mi reacción cuando vi a Daniel abrirme la puerta de su mansión. Un futbolista de élite con una pierna fuera de servicio, y todo por un accidente de tráfico a manos de un borracho sin cerebro. Cuando iba andando.

Su músculo, altura y educación empalidecían al ver sus ojos azules. Esos abdominales para rallar pan, la pista de fútbol privada o bien incluso su conversación formal sobre si había llegado bien. Nada importaba, pero la sola idea de decírselo hacía que me muriese de vergüenza.

Yo deseaba un hijo suyo con esos ojos. En unos años, claro. Pero yo en aquel instante “sólo” era una mujer que se ganaba la vida haciendo de fisioterapeuta y masajista para hombres tan ricos como desnudos.

Y Daniel concretamente parecía más humano que ningún otro hombre rico –desnudo o no-. Quizá por lo frágil que se sentía al cojear cuando había ganado su fortuna dando patadas a un balón, o tal vez pues el accidente le había hecho valorar las cosas esenciales de verdad en la vida.

Ver cómo se avergonzaba por las heridas de su pierna solo lo hacía parecer más cautivador. Como un león herido pero todavía con ansias de salir a correr.

No sé si lograré que corra otra vez, pero creo que si prosigo hablando con él por lo menos conseguiré que ya no se sienta vulnerable, abochornado, ni sólo. Conforme voy cogiendo confianza con él pasa de ser educado a un capullo bromista, pero creo que es su forma de decirme que le gusto.

Espero que esa renovada actitud de futbolista-narcisista no dure para siempre. Sobretodo si sigue procurando besarme toda vez que nos vemos. Una no es de piedra.

Advertencia: Una novela romántica con fuertes dosis de erótica explícita y sin pelos en la lengua. Por el hecho de que el sexo siempre y en toda circunstancia ha sido algo natural. Dirigido a un público adulto por razones obvias. ¡Disfruta!

1 comentario:

No se admiten emails y enlaces a otras páginas, ya que serán considerados como spam. ¡Gracias!