Desperté cinco horas después de una imprudente aventura deuna noche con el hombre más sexy, engreído y arrogante quejamás haya conocido. (Y ese idiota en realidad dejó unanota: "Creo que me mentiste acerca de ser 'experimentada' anoche. Te corriste tres veces, y eso fue antes de que llegáramos a tu habitación. También me cuesta creer que 'usualmente uses lencería de seda' Tus cajones están llenos de bragas de algodón de abuelita. -El mejor hombre que alguna vez has follado...")
Los dos mejores clientes de mi compañía de relaciones públicas me dejaron por mi competidor número uno, mi compañera de piso “accidentalmente” blanqueó mi traje favorito, y mi cafetería favorita estaba cerrada por “problemas sanitarios”.
Sin embargo, nada de eso atenuó mi entusiasmo por lo que se suponía que sería, para las cuatro de la tarde, la mejor sesión de firmas de mi carrera. Estaba a punto de fichar al mejor cliente en la historia de la compañía, asumiendo un trabajo llamado "imposible" que ningún publicista había podido manejar.
Pero a las cuatro en punto no llegó ningún deportista, personaje televisivo o celebridad. En cambio, el sexy y arrogante hombre de la noche anterior entró en mi oficina con una sonrisa familiar y se presentó como mi nuevo y engreído cliente...
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