Todos ocultamos fantasías inconfesables entre las sábanas. Emma no era una excepción. Un relato leído por casualidad le abrió la puerta a descubrir que había otra forma de sentir y una manera distinta de vivir el deseo.
Pero nada, en este mundo de etiquetas y falsa moral, es gratuito. Salirse del redil, tiene un alto precio.
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