Santiago dirige un taller de creación literaria. Es poderosamente atractivo y seductor. Ejerce una misteriosa fascinación entre el grupo de mujeres que acuden a sus clases y que lo consideran el amante ideal. Sería el hombre perfecto pero tiene un lado oscuro… una adictiva perversión que lo hace perder el control.
Gladys no se detiene ante nada con tal de lograr sus objetivos. Es ambiciosa y está libre de cualquier prejuicio. Siente un inusual encanto por el poder y la dominación. Está lejos de imaginar que enamorarse sería su peor error.
Santiago y Gladys no se conocen pero sus destinos están a punto de cruzarse. Cada uno tendrá que afrontar las consecuencias de sus gustos excéntricos. Ambos aprenderán una lección que jamás olvidarán: hay ciertas reglas que nunca deben romperse.
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