
Es una profesión que recomiendo; no por su remuneración, sino por lo emocionante que resulta descorchar la vida de los demás. Además, no tengo más que calzarme unos tacones de varios centímetros de esperanza, vestirme con tus mejores recuerdos, pintarme los labios de un intenso color rojo-promesa… Y dar rienda suelta a la imaginación. Perdona, pero ahora me tengo que ir porque he quedado en un ratito con William, mi actual acogido.
Es escritor, mi especie favorita, y está muy, pero que muy, perdido. La verdad es que se ha convertido en todo un reto, entre otras cosas porque es un cabezota que pretende saltarse todas las normas; incluida esa, sí. Pero yo no se lo permito porque las musas somos muy… Pues eso, bastante… Para no exagerar, un poco… No sé cómo explicarlo. ¿Y tú? ¿Sabes de qué están hechas las musas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se admiten emails y enlaces a otras páginas, ya que serán considerados como spam. ¡Gracias!