Si te gusta Broad City o Bridget Jones, adorarás a Dagmar Kostopoulos... y sus colosales cagadas. Dag, de veintitantos, siempre ha sido la mujer "perfecta". Responsable, honesta hasta la médula, trabajadora. Incluso sus sujetadores son sensatos. ¿Y para qué? Su novio la abandona por ser aburrida, y su jefe la despide por no chuparle sus regiones inferiores para ser ascendida. ¿Qué va a hacer una estudiante destacada y perfeccionista? Un giro completo de ciento ochenta grados. Para mandar al diablo las reglas, Dag orquesta una espectacular caída en desgracia al arruinar su vida exactamente seiscientas sesenta y seis veces, y finalmente tiene un poco de diversión traviesa. Unos escandalosos Spandex y unas cuantas mentiras de bar después, la mansa pequeña Dagmar se convierte en Giselle, la valiente sirena. Lo salvaje es... ¡que funciona! Dag consigue un trabajo mejor y conoce al hombre más sexy que haya visto nunca. Bueno, Giselle, lo conoce. Dagmar no existe. Excepto que lo hace, y sus escapadas solo se convierten en una bomba de relojería, una que puede explotarle el corazón en pedazos.
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