Las carpetas caen de mis manos sin que yo pueda hacer nada y me arrodillo rápidamente a recogerlas.
―Podría... Podría por favor repetirlo.
―Señorita Bryers, en todo este tiempo trabajando para mi, jamás me ha pedido que le repita nada.
―Lo siento.
―Cásese conmigo- repite Eros Houghton , mi jefe, con la misma seguridad.
―N-o puedo... No lo amo.
El ríe.
―Nadie está hablando de amor, Jane- sus ojos grises eran como témpanos de hielo- son sólo negocios.
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