
Pero no era solo eso. Jane era perfecta. Ella también buscaba sólo un polvo. Ella era capaz de aguantar mis fantasías más salvajes. Y ella no tenía miedo cuando veía una pistola. Ella no venía detrás mío. Pero, ¿cómo no iba a querer más de su cuerpo? ¿Cómo no iba a caer en la trampa? Nunca había visto una mujer así. Nunca había ido detrás de una mujer. Pero no podía evitarlo. Creo que, por primera en la vida, me enamoré. Me enamoré de su cuerpo. Sus labios. Su lengua. Sus ojos. Su sonrisa. Su pelo. Sus curvas. Pero no solo de su cuerpo. Por primera vez. Me enamoré de su valentía. De su fuerza. De su salvajismo. De su amor propio. Ahora sólo tenía que salvarle la vida, y todo acabaría bien.
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